Proveedor integral de soluciones para techos metálicos & Productos de fachada metálica.
Frank Gehry: El mago de la arquitectura
Frank Owen Gehry nació el 28 de febrero de 1929 en Toronto, Canadá, en el seno de una familia judía. Emigró a California a los 17 años y se nacionalizó estadounidense. Reconocido profesor de arquitectura en la Universidad de Columbia, fue incluido en la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras en 1987. Entre sus galardones se incluyen el Premio Pritzker de Arquitectura en 1989, el Premio Wolf de Arte en 1992 y, en 1994, fue el primer galardonado con el Premio Lillian Gish por su contribución a las artes. Ese mismo año, fue elegido miembro de la Academia Nacional de Diseño.
Frank Gehry, célebre arquitecto deconstructivista, es famoso por sus edificios de curvas irregulares y formas esculturales únicas. Conocido como el "coreógrafo de la arquitectura" en Europa y el "Picasso de la arquitectura", transforma los paisajes urbanos tanto visual como emocionalmente dondequiera que construye, creando una sensación de alegría rítmica. La obra de Gehry se considera una expresión del sentimiento humano. Ya nonagenario, continúa produciendo obras extraordinarias con una energía creativa impresionante.
Arquitecto maestro de inmensa imaginación y creatividad, sus obras parecen estar impregnadas de magia. Son profundamente abstractas, expresivas, dinámicas y rebosantes de vitalidad, elevando la arquitectura más allá del funcionalismo estéril para abrazar el valor estético y la libertad artística en la forma arquitectónica misma.
Inspirado por la cultura del sur de California, pero rechazando las formas idealizadas, Gehry absorbió fragmentos del mundo artístico y elementos del entorno urbano. Su obra es sumamente singular y personal, en gran medida libre de declaraciones sociales o ideológicas explícitas. Con frecuencia emplea planos multiángulos, estructuras inclinadas, formas invertidas y diversos materiales, incorporando efectos visuales a sus patrones. Gehry utiliza la geometría fragmentada para romper con las convenciones; para él, esta ruptura representa una exploración de un orden social ambiguo.
En muchos casos, Gehry separa la forma de la función, creando no una estructura monolítica, sino un concepto exitoso : una entidad urbana abstracta. A menudo aborda la arquitectura como una forma de escultura, donde los modelos tridimensionales se refinan hasta convertirse en formas multifacéticas. El arte es una fuente constante de inspiración para Gehry, un interés evidente en sus edificios. También lo llevó a experimentar tempranamente con estructuras arquitectónicas abiertas que se perciben como transformaciones orgánicas y fluidas, en lugar de diseños forzados.
La arquitectura de Gehry es a menudo surrealista, abstracta y, en ocasiones, desconcertante; sus mensajes a veces se malinterpretan. A pesar de ello, sus edificios proyectan constantemente una singular sensación de nobleza y misterio. Parece diferenciarse de la típica metrópolis estadounidense, integrando diversos materiales, formas, humor, misterio y sueños en su vocabulario arquitectónico.
"I love the idea of the beauty that disappears in the process of making architecture," he once remarked, "a beauty often lost in the process of technological fabrication." From his early projects, Gehry boldly utilized open space, raw materials, and unconventional forms. His architecture embraces ordinary processes, suggesting ongoing life, evolution, and growth.
El portafolio de Gehry es notablemente diverso e incluye centros comerciales, residencias, parques, museos, bancos, hoteles, muebles de contrachapado e incluso sus populares sillas curvas de cartón. Aunque algunos críticos lo han acusado de usar el arte como pretexto para la extravagancia, Gehry nunca ha dejado de crear. Su paleta de materiales abarca desde la calidez familiar de la madera hasta lo inesperado, como la malla metálica.
Aunque su obra difiere significativamente de otras, a veces comparte ciertas afinidades. Sin embargo, en comparación con los enfoques tradicionales de la función urbana, la forma, el espacio y la forma general, las creaciones de Gehry poseen una autoridad distintiva. Ha forjado un estilo único, abriendo un nuevo capítulo en la forma arquitectónica.
Gehry encuentra una resonancia entre la arquitectura y el arte. Los contrastes en su obra —claro y borroso, natural y artificial, nuevo y antiguo, opaco y transparente, sólido y vacío— establecen las comparaciones más claras con la arquitectura convencional, lo que le valió el título de «el Picasso de la arquitectura».
Profundamente influenciado por el tejido cultural de Los Ángeles y sus artistas radicales, la obra temprana de Gehry exploró con audacia el uso de materiales económicos como mallas de alambre, metal corrugado y láminas metálicas de acabado tosco. Empleó técnicas de collage, hibridez, yuxtaposición, dislocación, límites difusos, descentralización, falta de jerarquía y ausencia de direccionalidad para desafiar los valores arquitectónicos establecidos y dar rienda suelta a la imaginación limitada.
Sus proyectos han suscitado constantemente debates en el mundo de la arquitectura. Sus admiradores lo elogian como un genio; sus detractores, por el contrario, tachan su obra de escombros. Sin embargo, Gehry ha perseverado sin descanso, con su fuerza creativa en una marea imparable. Con el tiempo, cada vez más personas han llegado no solo a tolerar a Gehry, sino a comprenderlo, reconociendo cada vez más el profundo valor que su obra aporta al mundo.